Cuando Francisco narraba su vida, a pesar de ser un hombre menudo, le imaginaba como un superhéroe cargando vigas y perforando rocas… Contaba que instaló la línea de alta tensión más importante de España, construyó túneles en Euskadi y trabajó en la obra del puerto de Mallorca. Pero sin duda lo que más curiosidad me despertaba de su historia es que había sido sereno. Más tarde pasó a formar parte de la policía local, siempre llevaba en su bolsillo una fotografía vestido de agente que mostraba con orgullo.
Llegó a la residencia tras pasar por el hospital. Una toma de pastillas descontroladas, una caída. Se consideró que el SAD no era suficiente para atenderle. La familia ausente. Accedió al ingreso bajo el acuerdo de una revisión médica que valorará su estado de salud. Aquello parecía nuestra mejor opción para él.
La espera de la comitiva judicial le desesperó. Quería irse, volver a su barrio, a los bares donde pasaba el día, a sus partidas de cartas, con sus amigos. Volver a su vida. Decía no entender qué “delito había cometido”. Días antes de la visita del juzgado se marchó sin avisar, con lo puesto, en su bolsillo algo de dinero y su foto de agente. Cuando lo encontramos no fue fácil hacerle entender que debía volver, que no había hecho bien las cosas. El compromiso de que si el juez lo veía conveniente volvería a casa le tranquilizó. El caso contrario no entraba en sus planes.
Auto de internamiento denegado. Francisco podía volver a una casa que ya no tenía, a pesar de eso quería ir. En su bolsillo algo de dinero, su foto de agente y mi número de teléfono. En su maleta el recuerdo de unos días que jamás logró entender, que no supimos explicarle. Nos despedimos en la puerta de la pensión.
Jamás llamó y aunque lo intenté no pude contactar con el. Francisco se fue porque era lo que quería hacer.
Principios éticos del Trabajo Social:
“4.1.1. Respetar el derecho a la autodeterminación – Los trabajadores sociales deben respetar y promover el derecho de las personas a elegir por sí mismos y a tomar sus propias decisiones, sea cuales sean sus valores y opciones de vida, siempre que no amenacen los derechos e intereses legítimos de otros.”
Suerte, ojalá seas feliz y todo te vaya bien.
NOTA. Francisco existe aunque obviamente no es su nombre real ni la historia se ajusta completamente a la realidad, seguramente tuviera más motivos para ingresar y se coordinó su salida, aunque menos de lo que me hubiera gustado.
Un artículo muy tierno, a pesar de la dureza de realidades como ésta. Gracias por compartirla.
Como siempre en nuestro trabajo los sentimientos tienen mucha importancia y hay que saber gestionarlos, no siempre son positivos en nuestra intervención si interfieren a los criterios profesionales. Gracias compañera.